Cualquiera que haya pasado por la pérdida de una mascota, sabe lo duro que es estar en esa situación. No sé si es peor que tu mascota se vaya al otro mundo o que desaparezca de un día para otro, sin saber a dónde se ha ido y por qué no ha vuelto todavía. Esa incertidumbre puede hacernos sufrir desconsoladamente.
La historia de Boo, el gato que encontró el camino de vuelta a casa
Eso fue lo que le pasó a Janet Adamowicz cuando Boo, su amado gato, se escapó de su casa en 2005 con solo cuatro años de edad. Hizo todo lo que pudo para encontrar a Boo: colocar carteles por su ciudad natal de Harrogate, Inglaterra, e incluso llego a poner un anuncio en el periódico local.
Tras un año buscando a su gato sin éxito alguno, Janet perdió la esperanza y, finalmente, decidió ofrecerle su hogar a otros dos gatos, primero a Ollie en 2008 y luego a Tessie en 2014. Aquí se acabo todo, pensó. Solo podía esperar que Boo hubiera encontrado otro hogar y estuviera vivo y bien cuidado.
Pero sorprendentemente, 13 años después, recibió una llamada de la nada. «Me llamaron para decirme que si había perdido un gato», dijo Janet. «Dije ‘No creo, los dos están aquí’, pero me dijeron que habían mirado en el sistema y ponía que tenía un gato llamado Boo. Me pareció bastante raro, pero no podía creérmelo hasta que llegué al veterinario y la tenían allí, y ella todavía me recordaba».
«No sé dónde ha estado todo este tiempo, posiblemente haya vivido como un vagabundo, alimentado por extraños o cazando su propia comida».
Boo estaba sorprendentemente bien de salud para su edad, solo mostraba signos de cansancio y un poco de deshidratación. Una mujer anónima la trajo a Wicstun Vets, sin más información que el hecho de que el gato había sido encontrado en un pueblo a 65 km de distancia.
«Boo era muy alegre cuando era joven y disfrutaba del aire libre y las aventuras, pero siempre regresaba a casa», explicó Janet. «No sabemos cómo recorrió tantos kilómetros».
«A pesar de tener solo cinco años, todavía me recuerda y ha sido mi sombra desde que regresó a casa y aquí se va a quedar para siempre».
Según los veterinarios, el reencuentro entre el animal y su dueña fue muy emotivo. «No hubo ninguna persona a la que no se le escapara una lágrima», confesó un portavoz del veterinario. «Boo reconoció a su madre enseguida, y en cuestión de minutos los dos disfrutaron de muchas caricias, abrazos y maullidos».
Utilizaron los datos del microchip de 2001 para encontrar a la dueña, haciendo coincidir el nombre de Boo con el número de móvil de Janet. Los veterinarios usaron la oportunidad para instar a todos los dueños de mascotas a que les pusieran microchips a sus gatos por si desaparecían, porque como lo demuestra esta historia, ¡nunca se sabe cuando puede pasar algo así!
