La crueldad humana no tiene límites y nunca entenderemos de dónde surge una acción como esta y cómo tiene justificación alguna. La salud es un tema con el que nunca se debería jugar, y más viniendo de un profesional.
Esto fue lo que tuvo que presenciar la familia de James Dempsey, un señor de 89 años y veterano de la Segunda Guerra Mundial que en sus últimos segundos de vida tuvo que presenciar tras más de dos horas cómo las enfermeras tardaron en llegar y sobre todo en actuar a tiempo
Una agonía que no debería haber ocurrido
Los hechos sucedieron en un centro de mayores de Atlanta, en Georgia. James sufrió a las 4.34 de la madrugada una terrible agonía y asfixia, con lo que apretó el botón de emergencia para pedir ayuda. Después de 8 minutos entró una enfermera para ver lo ocurrido, apagando el indicador de auxilio y dando de lado del paciente.
Al regresar las enfermeras al cabo de una hora, Dempsey ya había perdido la consciencia, y sobre las 6:30 de la mañana, después de estar revoloteando a su lado y riéndose del sufrimiento del paciente, intentaron practicar las maniobras para resucitarlo.
El fallecimiento del paciente fue inmediato y las enfermeras intentaron negar lo ocurrido, afirmando que habían acudido al momento y lo habían intentado reanimar tantas veces como les fue posible. Pero las imágenes mostraban lo contrario.
Las imágenes las consiguió su propio hijo
El hijo había instalado una cámara de seguridad en la habitación en secreto. Las imágenes, que ahora han salido al aire, destapan la verdadera situación en EEUU sobre la negligencia médica: más de 251.000 personas mueren por estas causas en el país.
El Tribunal permitió que se difundiesen las imágenes e incluso en el mismo juicio contra las enfermeras. La coartada que tenían se les había caído por los suelos y acabaron admitiendo ciertas verdades. La licencia, por supuesto, se les ha retirado y la familia quiere guardar el silencio, ya que desgraciadamente las imágenes hablan por sí solas
