Solo hace falta mirar durante cinco minutos el telediario para darse cuenta de que la humanidad no está haciendo las cosas como debería. Cada día somos bombardeados con noticias que muestran la pobreza, las guerras y los problemas medioambientales en los que nos vemos sumidos por nuestra propia gestión.
¿Algo bueno deberá de haber en este mundo para que no perdamos la cabeza no? Afortunadamente, a pesar de que por ser humanos cometemos muchísimos errores, quizás demasiados, también por ser humanos somos capaces de hacer cosas que hace que recuperemos la esperanza por que seamos capaces de hacer de este un mundo mejor.
Esto último fue lo que vivió un chico llamado Lucas Sanchez el pasado fin de semana. Después de compartir su historia a través de Twitter, el hilo no tardó en hacerse viral.
El momento más bonito vivido en el Metro de Madrid
«Acabo de vivir uno de los momentos más bonitos e intensos de mis 17 años de vida madrileña en Metro de Madrid», así comenzaba la experiencia de Lucas Sanchez que sin duda te hará reflexionar unos minutos:
Vuelvo de un concierto y entra un yonki en el vagón. Yo sigo relamiéndome, escuchando a la banda que vengo de ver, aisladito con mis cascos. Pero el yonki se echa a llorar, me sorprende la situación y me quitó los cascos para enterarme.
— Lucas Sanchez (@Sonicando) July 21, 2018
El yonki llora porque un chico marroquí, que está en nuestro vagón, le dice que ánimo. Que él ha estado en su situación. Que se sale. Que luche.
Enlace patrocinado— Lucas Sanchez (@Sonicando) July 21, 2018
Le abraza. Se sienta a su lado. Le da palmaditas de ánimo. El yonki sigue llorando y se levanta. Antes de la siguiente parada, el marroquí saca la cartera y le da 10€. El yonki se vuelve a desplomar llorando. Coge el dinero, le da un abrazo y se va.
Enlace patrocinado— Lucas Sanchez (@Sonicando) July 21, 2018
Parece que nunca le había dedicado tanto cariño, tantas palabras. El dinero es solo un añadido.
— Lucas Sanchez (@Sonicando) July 21, 2018
El marroquí se queda una y dos paradas al borde del llanto, con los ojos llorosos.
— Lucas Sanchez (@Sonicando) July 21, 2018
Yo estoy alucinado. Vivo todo el momento totalmente paralizado. Lo pienso dos y tres veces, pero le digo al marroquí que es lo más humano que he visto en 17 años en el metro. Él me cuenta…
Enlace patrocinado— Lucas Sanchez (@Sonicando) July 21, 2018
…que ha estado ahí. Que durante una época se drogó. Que lleva 20 años en Madrid, pero que tiene trabajo y que, gracias a la ayuda de otros y de ese trabajo, ALGUNOS días ya NO DUERME EN LA CALLE.
— Lucas Sanchez (@Sonicando) July 21, 2018
Que sabe que casi seguro esos 10€, que ni de coña le sobran, van a terminar en drogas. Pero que igual no. Y que alguien le tenía que ayudar.
Enlace patrocinado— Lucas Sanchez (@Sonicando) July 21, 2018
Que ayudar a los demás es algo que Dios siempre recompensa. Que a él, si no le hubieran ayudado, no hubiera podido hacer lo mismo. Y repite que igual no ha ayudado a nadie y que el yonki se lo gastará en drogas. Pero tenía que hacerlo.
— Lucas Sanchez (@Sonicando) July 21, 2018
Yo tengo un billete de 20€ en la cartera y se lo doy. No lo quiere coger y le digo que ojalá se los hubiera podido dar al anterior chico, pero que por lo menos valgan para ayudarle a él y que no duerma en la calle por ayudar a otro. Me dice que no los quiere.
Enlace patrocinado— Lucas Sanchez (@Sonicando) July 21, 2018
Insisto hasta que los coge. Me dice que vale, pero si me puede dar un abrazo. Nos abrazamos. Salgo por la puerta y me quedo en el andén. Aturdido. Emocionado. Y todavía estoy así.
— Lucas Sanchez (@Sonicando) July 21, 2018
Decimos mucho de otras culturas, pero acabo de ver a un tío darle dinero a otro que no estaba tan lejos. Dinero que no le sobraba, no como a mi. Y quedarse jodido luego, no por él, por el otro.
— Lucas Sanchez (@Sonicando) July 21, 2018
Aquí solemos dar lo que nos sobra. De lejos. Para sentirnos mejor. Y he visto a un tipo dar lo que le falta. Y seguir llorando.
— Lucas Sanchez (@Sonicando) July 21, 2018
Ahora me voy a la esquina de pensar, que el mundo que no vemos, y que siempre juzgamos desde el privilegio, es la hostia.
— Lucas Sanchez (@Sonicando) July 21, 2018
Este tipo de historias nos recuerdan que todavía existen buenas personas en el mundo, de esas que ayudan a cualquiera que lo necesite de forma desinteresada, simplemente porque siente que debe hacerlo. Y por qué no, también hace que queramos ser mejores personas.
A veces andamos tan ocupados en nuestro mundo que no nos damos cuenta de lo que ocurre a nuestro alrededor.