Las estafas están a la orden del día y más con la inmediatez que caracteriza a las redes sociales. Con un solo mensaje puedes llegar a todos los rincones del mundo, y con un click eres capaz de engañar a miles de personas. Eso es lo que le ha pasado Kate McClure, a su pareja, Mark D’Amico, y a Johnny Bobbit .
Un montaje que había sonado muy creíble
Noviembre de 2017 era la fecha en la que comenzaba toda esta oscura historia que no acabaría muy bien del todo para los protagonistas. Las averías en la carretera son muy comunes, pero ¿cómo se puede sacar dinero con el coche estropeado?
Eso fue lo que debió pensar Kate McClure, una estadounidense que se quedó sin gasolina en mitad de la autovía. Cuando creyó que todo estaba perdido, un indigente, Jhonny, decidió cederle sus últimos 20 dólares para ayudarla.
Ante este gesto tan humano, Kate decidió que lo mejor era hacer una recogida de fondos para que de esa forma pudiese devolverse el favor y no estuviera en deuda. Todo hasta aquí es bastante normal, pero lo que había detrás no se lo esperaba nadie.
A través de diversas plataformas para recoger dinero para la causa, la estadounidense consiguió recaudar 400.000 dólares para, supuestamente, entregárselos al mendigo en señal de agradecimiento, pero no fue así, sino que se trataba de una estafa.
Los medios locales ya han informado sobre este tipo de engaños y las autoridades de EEUU han detenido a Kate McClure, a su pareja, Mark D’Amico, y a Johnny Bobbit por presunto montaje y fraude.
Todas las investigaciones apuntan que los tres idearon un plan para estafar a los ciudadanos y quedarse con el dinero, pero salió todo a la luz cuando Bobbit acusó a la pareja de no haberle entregado el dinero recaudado.
McClure y D’Amico alegaron que querían evitar que el indigente volviese a caer en la adicción, pero ya era tarde para convencer a los investigadores, y más cuando encontraron varios mensajes incriminatorios: «Vale, lo de la gasolina era un montaje total, pero el tipo no lo es. Tenía que inventarme algo para hacer que la gente se sintiera mal», sentenciaban.
