La navidad está aquí, y los regalos vienen con ella. Pero hay que tener cuidado con lo que compramos a los más pequeños. Es el caso de Hillary Hard, que le compró a su hijo una de las famosas arañas Yellies!, que se ponen en movimiento cuando escuchan gritos a su alrededor.
Sin embargo, esta madre ha querido explicar a través de Facebook por qué no ha sido el mejor regalo para su hijo y por qué no deberíamos regalárselo a niños muy pequeños.
Hilary Hard explica por qué no deberíamos regalarle este juguete a niños muy pequeños
Si eres uno de los padres que ha contemplado comprarle a sus hijos una araña Yellies! para Navidad, seguro que el mensaje de esta madre te va a ser muy útil. Los padres que ya lo han leído en Facebook le han agradecido su sinceridad y honestidad. Su explicación ya cuenta con más de 350.000 compartidos y 129.000 comentarios.
La publicación empieza con estas palabras: «Dejadme compartir con vosotros el gran fracaso como madre que viví anoche», y las acompaña de una foto de su hijo llorando al lado del juguete.
Según cuenta, lo consiguió en Amazon y le pareció perfecto para su hijo, que asegura que a veces es un poco «chillón y escandaloso». Pero ninguno de los dos pudieron esperar a Navidad para abrirlo y entonces fue cuando empezó todo.
«Lo vi bien. Lo probé. Me sorprendió lo potente que era su motor… Lo rápido que se movían sus pequeñas patitas… Cómo sus espeluznantes y pequeños ojos proyectan una resplandeciente luz verde radioactiva en la oscuridad, empieza explicando».
«Lo miró y echó la cabeza hacia atrás. Y luego, le grité (a la araña). Empezó a correr. Leo empezó a gritar… Cuanto más alto gritaba, más rápido le perseguía la araña. Él corría. Y ahí fue cuando descubrimos que la araña se para de forma abrupta… durante unos segundos… gira alrededor de sí misma… y luego gira hacia donde escucha ruidos… y entonces coge esa dirección. Más gritos. La araña corre más rápido».
«En resumen, quizás una pequeña araña eléctrica que se alimenta con los gritos de terror... no es la mejor idea para regalar a un niño pequeño en Navidad. Dentro de 10 años hablamos de esto en terapia», termina comentando la madre.
