Capitán era un perro mestizo que se acostaba todos los días junto a la tumba de su dueño, Miguel Guzmán, que falleció a finales en 2006. Para ello, ha estado cruzando el cementerio municipal de Villa Carlos Paz, en Córdoba (Argentina), a las seis de la tarde durante 11 años.
Este perro tenía 16 años y padecía una insuficiencia renal que le provocaba vómitos y un sueño constante. Había perdido la vista y no podía andar muy bien. Sin embargo, esto nunca le impidió acudir a su cita diaria para permanecer cerca de los restos de su dueño.
Este domingo, los cuidadores estaban extrañados, pues no lo habían visto pasear como de costumbre entre los panteones. Fue una sorpresa bastante amarga cuando se lo encontraron tumbado sin vida en los lavabos del cementerio. Lo conocían desde hacía 10 años, cuando se comenzaron a percatar de sus visitas puntuales al cementerio. En 2012 se hizo popular su historia.
José M. de la Sota, ex gobernador de la provincia de Córdoba, ha hecho pública la noticia en Twitter.
Enlace patrocinadoMurió Capitán, después de haber vivido los ultimos 10 años junto a la tumba de quien fuera su dueño, en el Cementerio de Villa Carlos Paz. pic.twitter.com/dm4RoUimuh
— José M. de la Sota (@DelaSotaOk) February 19, 2018
«Se ve que quería mucho a su amo, hace muchos años que está acá. Va a su casa, pero vuelve. Muchas veces lo quisieron llevar pero se viene para acá», comentó una mujer que vende flores en el cementerio.
Lo cierto es que nadie sabe cómo pudo encontrar la tumba de su dueño. La familia de Miguel cuenta que, cuando éste falleció, el perro desapareció. No volvieron a verlo y lo dieron por perdido hasta que, un año después, lo encontraron vigilando la tumba.
«Cuando fuimos con mi hijo al cementerio, lo encontramos ahí. Damián comenzó a gritar y el perro se nos acercó ladrando, como si llorara«, contó la mujer de Miguel. Intentaron que volviese a casa pero, tras intentarlo varias veces, siempre volvía al lado de los restos.
La Fundación Protectora de Animales (FUPA) alimentó a Capitán durante los últimos años de vida y se encargó de su estado de salud, tratando su problema renal.
Algunos vecinos han pedido que el perro Capitán sea enterrado con los restos de Miguel y quieren que se levante un monumento para recordar su historia. «Este perro nos da una lección».
Los humanos tendríamos que apreciar más los recuerdos de los que se nos van. Los animales nos enseñan grandes lecciones de fidelidad«, decía Héctor Baccega, el director del cementerio.
