5 Trucos infalibles para dejar de procrastinar según la ciencia

Enlace patrocinado

Desde hace unos años, alguien popularizó el término procrastinar para dar nombre a eso de dejar para después lo que puedes hacer hoy. Desde entonces, se ha convertido en uno de los temas más escuchados en las charlas de productividad y coaching.

Algunos aseguran que aplazar las tareas puede ayudar a la creatividad. Pero los expertos explican que sentir que tienes que hacer algo y ser incapaz de ponerte a ello es una fuente importante de ansiedad en el trabajo.

Aunque aún no se ha identificado como un problema grave, detrás de alguien que procrastina se encuentran problemas de salud como el insomnio, problemas gástricos y todos los derivados del estrés.

A continuación te mostramos 5 tipos para dejar de procrastinar y mejorar tu productividad:

1- Procrastinar nunca trae nada bueno

Enlace patrocinado
VGstockstudio / Shutterstock

Piensa en la última vez que postergaste alguna tarea. ¿Te sentiste mejor? Tal vez un poco, al menos al principio. Sin embargo, seguro que mientras mirabas la película que te distraía o revisabas tus redes sociales por enésima vez también te sentías culpable al pensar que pospones algo que podrías y deberías hacer en ese preciso momento.

Si somos realmente honestos, los comportamientos que realizamos mientras postergamos son a menudo «de naturaleza moral«, como cocinar y limpiar, pues así intentamos mitigar parte de nuestro sentimiento de culpa.

2- Procrastinar es perjudicial para la salud

livertoon / Shutterstock

Una de las mentiras que nos decimos a nosotros mismos cuando procrastinamos es que funcionamos mucho mejor bajo presión. Mentira. Aquellos que posponen las cosas tienden a cometer más errores, dando lugar a un trabajo de peor calidad.

Enlace patrocinado

Y eso no es todo, estudios recientes muestran que la postergación crónica puede generar ciertos problemas de salud, pues postergar cosas importantes provoca estrés, dolores de cabeza, insomnio e incluso hipertensión o enfermedades cardiovasculares.

3- Antes de dejar de procrastinar, debes darte cuenta de que no lo lograrás de la noche a la mañana

Elnur / Shutterstock

Si alguna vez has intentado alcanzar un objetivo, ya sabes lo que sucede. Comienzas con la motivación a tope, prometiéndote a ti mismo que no habrá nada que te pare, hasta que te pones con las manos en la masa y comienzas a dudar si serás capaz de seguir adelante con tu propósito.

Enlace patrocinado

La mayoría de nosotros consideramos que el autocontrol es ilimitado cuando la realidad es que se parece más a un músculo: construirlo requiere tiempo y esfuerzo. Comienza con objetivos realistas si no quieres que la frustración alimente tus ganas de procrastinar.

4- Que hayas dedicado dos minutos a la lectura de este magnífico artículo demuestra que quieres dejar de procrastinar

Lisa S. / Shutterstock

No ha ido tan mal, ¿verdad? A medida que practicas eso de no posponer las cosas, creas un cierto hábito que te ayudará en el futuro. El truco está en no ir demasiado rápido e intentar hacer ahora lo que llevas posponiendo dos semanas o un mes entero.

En lugar de eso intenta realizar aquello que pospones justo ahora. Detente y piensa qué puedes conseguir en unos minutos. Solo empieza. No lo pienses

5- ¿El paso más importante? El conocido como «intención de implementación»

Yulia Grigoryeva / Shutterstock

Tienes toda una lista de cosas por hacer que no te deja dormir. Te prometes que las harás a primera hora de la mañana, pero tal como llega el siguiente día, se va, y te vuelves a ver en la misma situación. Esto no te ocurre porque seas flojo, sino porque la procrastinación es «la brecha que existe entre la intención y la acción«.

Enlace patrocinado

En otras palabras, el problema no es que no sepas qué hacer, es que no sabes por dónde empezar. Los elementos de tu lista, incluso los que dicen cosas tan simples como «limpiar la casa», son lo suficientemente amplios como para que no sepas cómo hacerlos.

La intención de implementación, basada en el trabajo del investigador y profesor de la Universidad de Nueva York, Peter Gollwitzer, consiste en dividir los objetivos de la siguiente forma: «En una situación X, haré la acción Y para realizar el subgrupo Z«. De esta forma te enfrentarás a planes concretos que no incluyen una intención sino un plan de acción claro.

Pasaríamos entonces de decir «tengo que limpiar la casa» a «por la mañana, primero limpio los platos, luego hago la cama y por último friego el suelo». Las investigaciones afirman que algo tan sencillo como eso refuerza nuestra voluntad de ponernos a trabajar.

¡Comparte estos sencillos consejos para evitar posponer tus tareas con todos tus amigos!

Imagen de portada: Shutterstock txking
Enlace patrocinado