En Twitter podemos encontrar historias de todo tipo, siempre algo que puede enfadarnos o conmovernos, nunca sabemos con qué nos vamos a topar. Con todas las cosas malas que pasan en el mundo, no está mal que de vez en cuando leamos algo que nos alegre el día.
Hay personas que hacen del mundo un lugar mejor
Una usuaria te Twitter, @intelectualoide ha querido demostrar al mundo que no todo lo que pasa es malo, que siempre hay alguien que puede alegrarte el día con el más mínimo detalle.
«En el Riocentro Ceibos hay un señor que hace servicio de taxi en un carro. Es un viejito que siempre está ahí, fuera del Comisariato.
Hoy salía del gimnasio y fui a comprar tintas para la impresora. Al cargar tantos trastes, decidí que iría en taxi a mi casa. Me cobraría $2,50. Ya me había llevado antes, entonces confiaba plenamente. En esta ocasión, me había contado que vivía con sus nietos y que él era el único sustento de su casa. Los padres de los niños habían fallecido y a él le tocó hacerse cargo de ellos. El trabajo de él les daba solo para comer.
Esta vez, me contó que su nieto mayor ya estaba en la Universidad. Era becado por buenas calificaciones y ahora trabajaba y estudiaba para ayudarlo a él y a sus hermanos. No puedo explicar el orgullo con el que me lo dijo, pero ciertamente era contagioso.
Mientras me llevaba a casa me contó cómo su situación como taxista había mejorado: El Universo le había hecho un reportaje y una fundación lo había ayudado a arreglar su carro, que se estaba cayendo a pedazos.
-Ahora ya no me da vergüenza llevar pasajeros- Me dijo sonriendo.
Al final cuando llegué a casa, busqué en internet y encontré el artículo que mencionó.
-Nadie sabe mi nombre, pero todos me dicen abuelo. Incluso clientes que son tan viejitos que no pueden ni caminar. Y yo me río.
Obvio, yo también me reí.
Creo que nada me preparó cuando al final me dijo que tenía cáncer de próstata. Lo tiene desde hace tres años.
-Los médicos me habían dicho que sólo duraría uno, pero Dios aún no me quiere allá.
Casi me pongo a llorar.
–Aún no le he dicho nada a mis nietos. A ellos aún les golpea la muerte de sus padres. Cuando me ponga peor les voy a decir.
Me contó, también, que ahora prefiere pasar su tiempo dentro de Riocentro, porque el aire acondicionado le hace mejor que estar fuera en el sol.
Creo que hice bien en disimular toda la pena que me dio su historia. Si leen el artículo que puse un poco más arriba, se darán cuenta de que la vida de este hombre no ha sido nada fácil. Ahora, a sus ochenta y tres años y con un cáncer a cuestas, debe seguir trabajando.
Cuán grande tiene que ser el amor a tu familia para poder soportar esto. Yo no me imagino amando ni siquiera la mitad de fuerte de lo que ama él. Y me sentí pequeñita. Al final terminé pagando 15 dólares por el viaje desde Riocentro Ceibos hasta mi casa, que está en Ceibos. Fue lo único que se me ocurrió hacer y aún así siento que no es suficiente. No sé si toda la bondad del mundo alcance para este señor.
Tampoco sé muy bien a quién le estoy hablando o siquiera alguien me está leyendo. Pero si hay alguien, si vives en Guayaquil y vas a Riocentro Ceibos, pregunta por él. Todos lo conocen, pídele una carrera. El auto es incómodo, viejito y suena mucho al andar, pero te juro que va a valer la pena por la compañía.
Me agradeció unas seis veces, de lo que pude contar, y me dijo que la próxima vez que no tuviera dinero le diga y me traía a mi casa sin recargo.
-Ya con esto me compro las medicinas. Yo soy jubilado, pero en el IESS no hay lo que necesito tomar. Entonces con el trabajo me las compro.
Entonces estoy escribiendo este hilo para mí misma. Para recordarme que siempre que piense que el mundo es una mierda, hay al menos una persona que lo hace un lugar mejor. Y esas personas merecen más de lo que el mundo les puede ofrecer«.
Por estas cosas merece la pena vivir en el mundo que vivimos, no todo iba a ser malo.
